Partido emocionante y vibrante el vivido el pasado sábado día 10 en el Pabellón entre Hervas CB y CP Miralvalle, con la única pega de su feo final. Y es que el partido que se presagiaba cumplió el guión hasta mediados el segundo cuarto. En el primero dos equipos se repartían los golpes (deportivos) y el gorgoteo de canastas era continuo, brillando sin duda el ataque sobre la defensa, llegando al final del mismo con un tanteador muy alto por ambas escuadras (no matizo el resultado al no tener el acta del mismo encuentro). Fue un cuarto vibrante, con buenas selecciones de tiro y con dos equipos dando un gran espectáculo en un pabellón de aspecto inmejorable (llenada por la mejor afición de la liga).
El segundo cuarto comienza con igualdad también, con los placentinos comandando con pequeñas ventajas, de 3-4 puntos, hasta que a mediados del mismo hay un trance que comienza a calentar el partido. En un balón dividido, el base visitante y local tienen un encontronazo, que por ambas partes se resuelve de manera fea, con gestos poco deportivos por parte de los dos. Fue una acción fea, y creo que los dos estarán de acuerdo en ello. Ahora, el doble rasero arbitral indicó que el jugador local fuese descalificado, mientras que el visitante marchase con una simple técnica. Esta acción ya empezó a caldear el ambiente de los aficionados locales. La verdad que lo más justo era la expulsión para ambos.
Tras ese roce, Miralvalle aprovecha el desconcierto local con el arbitraje y algunas decisiones polémicas para que, gracias a su presión y su gran acierto exterior, se marchasen con diferencias que rondaban los 15-18 puntos. También algunos parones innecesarios (como las quejas de los mesa de los aficionados locales, los cuales simplemente animaban, con mejores o peores palabras, con o sin trompeta) pausaban el ritmo de un partido que prometía mucho. Parecía que los del Jerte tenían el partido encarrilado, pero un pequeño “apretón” en defensa permitió al equipo local irse con una diferencia cercana a los 12 puntos al descanso. En él parecía que se apaciguaban los ánimos.
Tras el descanso, el equipo colegial sale más enchufado al encuentro y logra de nuevo irse a grandes diferencias, esta vez rondaban los 20 puntos. Hervás quería, pero realmente no podía parar las embestidas visitantes. El úlitmo cuarto se planteaba como “trámite” para los visitantes. Pero ahí Hervás tiró de casta y nunca dio el partido por terminado. Con el apoyo de una afición entragada, el equipo consigue una serie de buenas defensas que ahogan un poco al equipo visitante, sumado al acierto exterior local, permite acercarse el equipo local. Y aquí llega el punto de inflexión del partido.
A falta de más de dos minutos, Hervás metía una canasta que le ponía a 10. El partido estaba vivo. El Pabellón apretaba como nunca se recordaba y al equipo visitante se le vislumbraba nervioso (un par de pérdidas anteriores en sus ataques dan fe de ello). Y en ese ataque viene la polémica. El base visitante (Nº 5) entra y recibe una falta, de la cual el pívot local saca la mano (en ningún momento es un puñetazo) que impacta en su ojo. No fue un gesto bonito, pero es un trance más de un partido de altas pulsaciones en el transcurso del partido. El jugador local es expulsado, decisión que no comparte y recriminándoselo de forma airada. En ese momento comienza una “tangana” (creo que no llega a tanto, sólo una serie de empujones entre ambos equipos), creo también fruto del nerviosismo y tensión que había entre ambos equipos. Pero ese nerviosismo y esa tensión se traslada a la grada.
Y aquí no hay ni héroes ni villanos. Ni unos son tan buenos, ni unos son tan malos. En un cruce de insultos entre ambas aficiones (acción más que normal en estos acontecimientos deportivos de cualquier índole), parece que hay más que palabras entre algunos aficionados locales y visitantes. Y recalco, la afición de Hervás es la mejor de la liga (la media del resto de pabellones no llegan a 10 personas por partido, cuando en Hervás llegan a 100) y por malas acciones de una o dos personas que se extravasasen en sus ánimos no se puede generalizar de una afición EJEMPLAR (siempre ha estado con el equipo). Y digo también que dos no se pelean si uno no quiere, es decir, hubo un par de aficionados visitantes cuyo comportamiento es deleznable, por muchas lecciones de moralidad que quisieron dar al final del partido. En esa serie de enfrentamiento entre aficionados de ambos equipos, algún personaje lanzó un balón de los que se encontraba en el banquillo (recalcar que no fue lanzado por ningún componente del equipo), con la mala suerte que le dio en la cara a una aficionada visitante. Ahí varios jugadores van en contra de algunos aficionados locales, acción comprendible (por la tensión del momento),pero reprochable, pues la violencia no es el fin.
Ante esta situación, donde se mezclaron aspectos deportivos y extraderpotivos, los árbitros de la contienda deciden dar por suspendido el partido. Creo que hicieron bien, pero deben hacer autocrítica de su actuación.
En lo plenamente deportivo, un poquito de autocrítica por nuestra parte también. La defensa fue floja durante la primera parte y eso permitió muchas canastas fáciles de Miralvalle. Poca fluidez en el ataque, aunque supimos neutralizar algunas de sus armas. Ahora desde el club se esperan posibles sanciones, pero esperemos que en el acta se refleje objetivamente lo acaecido durante el encuentro.
* No hay especificación de tanteadores, pues se llevaron el acta los colegiados.
ESTO HA SIDO UNA CRÓNICA PERSONAL FIRMADA POR EL JUGADOR Nº 14 JORGE JIMÉNEZ. SI ALGUIEN NO ESTÁ DE ACUERDO, MUY BIEN, PUEDE COMENTAR, ESTOY ENCANTADO DE DISCUTIR CUALQUIER PUNTO DE ELLA, PERO AQUEL COMENTARIO QUE NO ESTÉ FIRMADO SERÁ AUTOMÁTICAMENTE BORRADO.
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