PÁJARO CARPINTERO
Como “El Almendro” vuelve a casa por Navidad. Que recurrente es la fecha para el regreso del equipo hervasense a jugar en su feudo. Porque el operado pabellón de Hervás sigue siendo el territorio donde los soberanos ejercen su influencia sin importar cuales vayan a ser los nuevos vasallos. Nueva victoria ante Las Jaras, y ya van cuatro. Importante era ganar para seguir aspirando a la mejor clasificación posible de cara a los play-off.
Estrenamos suelo del pabellón y poco más. Reforma tras reforma, como aquella anciana que no quiere dejarse atrapar por la vejez, elixir de la eterna juventud. Utiliza cremas y afeites que duran a corto plazo, mañana ya veremos. Occidentalizados y asentados en el presente. Sin aspiraciones. Diferente fue el partido del conjunto celeste. Serio y equilibrado. Juego interior y exterior. Controlando el tempo del partido, lentitud o rapidez dependiendo del momento. Y aquí utilizo otra comparación: un pájaro carpintero. Hervás percutía constantemente contra su rival, sin darle ningún tipo de respiro. Una primera parte donde los jugadores interiores demostraron su superioridad, a pesar de ello, los hervasenses se fueron al descanso por debajo en el marcador. Un pájaro carpintero nunca desiste, constante en su trabajo, la intensidad defensiva y las transiciones rápidas acabaron por hacer un agujero enorme al conjunto de Las Jaras, el tronco cayó al suelo con más de veinte puntos de diferencia.
Los pájaros carpinteros excavan un agujero por temporada, el equipo celeste trabaja unido para que ese agujero sea el nido inaccesible para cualquier rival. Seamos el Compephilus Magellanicus, es decir el Carpintero Grande.
Gonzalo Blanco Pérez.
